Como una gran mayoría de la población dominicana, soy una mezcla de un papá
prieto y una mamá blanca, ya saben, esa ley general de que polos opuestos se
atraen.
He visto fotos de mi mamá cuando era chiquita y era igualita a Shirley
Temple, esa carajita que hizo muchas películas en los años 30 o 40, cantaba de
lo más lindo y su sello eran unos bucles rubios, preciosos, lacios y gruesos; y
así era la mai’ mía, sorpresa se habrá llevado cuando llegué al mundo con un
cabello crespo e impermeable (literalmente al mojarlo cuando pequeña, el agua
se separaba mientras pasaba a través de mi bella cabellera), la madre mía no sabía qué
hacer conmigo al peinarme, de hecho, muchas veces me llevaban donde una tía que
pasaba conmigo dos horas agachada mientras ella me hacía 20 mil moñitos para
“amoldarme” los cabellos, me untaban una grasa rarísima que para colmo no olía
muy bien (olía como a vieja que se ponía polvos “maja” en la cara o algo así) y
bueno, con este peinado iba al colegio por una semana; si se me flojaba’ algún
moño, mi mamá le daba mantenimiento, volviéndolos a poner en el lugar que
correspondía.
Cuando iba a casa de mi abuela chiche (que en paz descanse) sufría más que
en cualquier otro lado, pues mi abuela no creía en los cepillos, decía que eso
me dañaba el pelo, a mi abuela le gustaba desenredarme y peinarme con un peine,
me estericaba’ esos moños hasta más no poder, especialmente en “la cocinita”,
refiriéndose a la parte de la nuca y también a la orilla, que era el borde de
la frente, siempre con la misma intención de “amoldarme” el pelo. Pero eso sí,
mi mamá siempre me alentaba diciéndome que si en Francia veían mi cabello,
iba a ser admirada por todos, por lo tanto, ese fue el primer país que quería visitar.
Por otro lado, tengo unas primas que creo que la desrizaron desde que
tenían alrededor de dos años, su pelo era ligeramente más crespo que el mío. Desde
pequeña veía su cabello siempre recto señalando en distintas direcciones, es
decir, eran unos cabellos puyuses’, y a
veces, si tenías suerte señalaban al sur, como debía ser.
Entonces, como que en esos tiempos me di cuenta que tener el pelo liso era
una vaina bien, que al fin podría tener ese pelo que tenían mis amigas blancas
del colegio y un día, sin avisarle a la mai’ mía, en casa de mi tía estaban
desrizando y yo me hice voluntaria para desrizarme. Después de desrizarme yo me
sentía beeelllaaa al fiin!! (Tenia miles de orquetillas pero me sentía como una
reina), no dejaba de mirarme en el espejo y mover mi cabellera! Ya no tendría
que ir al colegio con 30 moños!! Ya no tendria que jugar a ser Daniela Romo con
un chal de mi mamá. Era libre!! Cuando me vió, me quería matar pero con el tiempo
accedió al cambio.
Nunca supe que de una esclavitud iba a pasar a la otra: La del desrizado.
Iba a un saloncito improvisado en una casa de tabla y ahí empezaba la tortura:
“- Miira, tú tienes muucho crecimiento, (mientras te pasaba un peinecito
finito de hacer rolos por las raíces del pelo), hay que desrizarte.”-
– “Pero yo me desricé hace como dos
meses.” –
– “Si, pero ya se te nota mucho el crecimiento”-
… y bueno, al parecer tener crecimiento y cometer un delito era la misma
vaina.
Mandaban a comprar en un motoconcho’ un pote de desrizado y uno de vinagre,(
sí, vinagre de cocinar y hacer ensaladas) y el proceso era el siguiente: (si mal no recuerdo pues hacen muchos años)
1- La jeva o el jevo se pone unos guantes pa’ que te jodas tu y no ella o
el.
2- Te desenredan los cabellos secos con el peinecito ese finito de los
rolos (que tanto aborrezco).
3- Te hacen muchos moños.
4- Te untan el veneno, digo, el desrizado.
5- Esperas como 20 minutos y te soban de vez en cuando los moños porque
empiezan a quemar.
6- Por más que dices que te están quemando la madre, dicen que es mentira,
embute de uno y vuelven y te soban…
7- Te sacan el veneno, perdón, el desrizado con abundante agua.
8- Te echan el vinagre en el caco y ves las 7 puertas del infierno de
Dante, mientras inundas el salón con un olor a ensalada mixta.
9- Te vuelven a enjuagar y lavar la cabeza, por suerte no te toca una chica
con unas acrílicas mega largas que te rasca la cabeza durísimo.
10- Te hacen rolos.
11- Te secan el pelo.
12- Te cortan las puntas.
13- Te hacen un tubi (te enrollan el pelo con pinchos, te ponen una redecilla,
te sacan los pinchos y arriba de esooooo, te amarran un paño en la cabeza!
14- Llegas a tu casa y te das cuentas que tienes el cuero cabelludo lacerado,
lleno de llagas y con potillas’ (digusting!!).
Y bueno, así pasó mi vida, mal desrizándome,
“maltratándome” el pelo pues siempre vivía dentro de una piscina o una playa,
lo que es muy contraproducente para el que se desriza y las saloneras por lo
tanto, me veían como una pecadora y muy mala feligresa.
Así llegue a la pubertad, me olvidé un poco del desrizado por un tiempo
pues el amor por el agua ganó, por lo tanto, todas las mañanas antes del ir al Colegio San José
de Puerto Plata ( si sólo hubiese sabido esto los hubiese demandado y hubiese
sido dueña de medio colegio) me lavaba el pelo e iba con él mojado y se veía un
destello de lo que en un tiempo fue mi pelo crespo y rizado, y en una ocasión
un profesor me saca aparte y me dice:
“- Mira. Debes dejar de andar con ese pelo así porque se ve muy ANTIHIGIENICO”-.
Yo pienso que este hombre me tiene que estar relajando y le contesto:
“- Más antihigiénico se ve usted con esos dientes podridos que tiene!”-
Al parecer él se ofendió y me llevó a la dirección donde determinaron que
para mí estaba PROHIBIDO que yo fuera con el pelo así; debía ir con el liso y
seco! Pueden creerlo?!?!?!?
Obedecí a sus órdenes y termine el colegio, y poco a poco, mientras me
encontraba a mí misma, me acepté como era y con eso acepté mi cabello.
Soy feliz con mi cabello porque va
perfecto con mi personalidad. Soy espontánea, sencilla, easy going y aunque a
veces no pueda evitarlo, evito las complicaciones (valga la redundancia); además,
eso de estar en un salón todo el tiempo es una renta fija y me niego a invertir
en semejante causa.
He ido a salones donde no saben qué hacer conmigo, donde en su cabeza no le
entran que sólo voy a desenredarme el
caco, a arreglarme los pies, cortarme las puntas o hacer otra cosa. Cuántas
veces no me han trasquilado jurando que saben hacer algo con mi pajón?, he
salido incluso cuestionándome a mí misma, pues en muchas ocasiones hacen sentir
a uno mal, siempre creen que hay que secarme el pelo, pero yo soy feliz
saliendo con el pelo mojado para mi casa, de igual manera me cobran lo mismo si
me seco o no, como si lavando mi cabeza gastaron luz. Yo salgo económica,
mientras más malo el rinse, mejor me desenreda, así que no pueden alegar en
este caco se gasta mucho.
Qué vergüenza me da que mi país mestizo no sabe bregar mas que con pelo
lacio y gringo. Qué pena me da que la gente no se atreva a aceptarse a sí
misma. Qué pena me da que le demos tanta importancia al pelo y de ahí saquen
opiniones sobre tu persona.
Lo que sí no me da pena, es que mi pelo natural me permite poder disfrutar de la lluvia que me cae de repente
sin preocupaciones, del salitre del mar, del sudor que me moja completa una
noche de gozadera... Qué rico es poder ser yo misma.
3 comments:
:) Me encantó
Gracias mil Anisha :)
Me llevaste a volar contigo y tu historia....¡Cuánto me reí con tus ocurrencias! Pero sobre todo, me fascinó tu historia.
Y más aún, que parece que somos compueblanos.
¡Excelente!
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