Uno siempre quiere pensar que es bueno, el protagonista de la
película, el héroe. Cuando te pasan cosas malas en la vida, no dejas de victimizarte
y cuestionarte el clásico “Por qué a mí?”.
Si tu
pareja rompe contigo, esperas que se lo lleve el diablo, mas cuando usted, a su
criterio, fue la mejor de las parejas, usted se considera tener el paquete
completo, una diosa, la última Coca Cola del desierto. Por lo tanto, usted
espera que su pareja sufra al darse cuenta del tesoro que perdió, te extrañe,
que le empiece a ir mal en todos los sentidos y escenarios posibles. Usted está
contando con que el Karma, sabio al fin, eventualmente (pero mejor lo antes
posible) le de su merecido al susodicho.
Pero qué pasa
cuando nada de esto ocurre? Cuando ves a tu ex pareja feliz y campante, como si
se hubiese liberado de algún tipo de maleficio? Cuando tu pareja se le ve mejor
sin ti, en apariencia como en espíritu?
Ahí viene
la interrogante de si el problema eras tu en realidad? Pero no puede ser porque
según tú criterio, eras la protagonista! A ti, por el contrario, sólo te han
ocurrido desavenencias, malos ratos, no la pegas con los taiguers, en fin, el
plan no ha salido como esperabas. El Karma te ha quedado mal.
Como seres
humanos egoístas que somos, esperabas ser la primera que se pavoneara con una
nueva pareja, ser la primera que se viera regia y despampanante, la primera en
postear una foto tuya con tu nuevo amor en tu foto de perfil; pero resultó que
la realidad fue otra. Tu: 0 – Ex pareja: 3.
Entonces,
te tiras de rodillas, mirando al cielo, con las manos en alto, mientras le
preguntas al jodido Karma qué diablos está haciendo, le reprochas que si hay
que recordarle que así no es que funciona el asunto. Le aclaras que tú eres la
buena, la víctima, la doncella y que tu ex pareja es la maldad encarnada en un
ser humano. Entonces por qué todo le sale bien y a ti no tan bien que digamos?
Luego, por
un momento te pones a pensar y empiezas a repasar toda tu vida, a ver donde le
hiciste daño a alguien o a algo y ahora el matatán, señor Karma, te las está
cobrando todas. Será en esa ocasión que apretaste la panza de un gatito tan
fuerte que le exprimiste toda la cacá? Será cuando tiraste al mismo gato de la
segunda planta de tu casa? O porque no le diste dinero a ese pordiosero?
Cuantos ratones has envenenado? Le dijiste que no te limpiara al tipo que
te tira la esponja antes que puedas darte cuenta para “limpiarte” el cristal
del carro? Te reíste cuando alguien resbaló y cayó como una guanaba al suelo?
No enviaste a 10 personas las cartas de los milagros en cadena? Le quitaste el
novio a una amiga? Te metiste con un taiguer casado? Te comiste el culito del
quipe de tu amigo (la parte mas buena)? No fuiste a misa lo suficiente? Te
dieron cambio de más en el colmado y no lo devolviste? Te fajaste a las
trompadas con alguien? No rezaste antes de acostarte? No adoptaste un perrito
de la calle?... (Esta lista es solo enunciativa y no limitativa.)
Bueno, si
es así, y el Karma considera algunas de estas razones válidas y suficientes
para que estés viviendo tu calvario y que las cosas no hayan salido como has
esperado, pues es tiempo de empezar a aceptar que usted no es ninguna blanca
palomita, que la ha macado en reiteradas ocasiones y que pagará hasta el final
de sus días, carcomiéndote por dentro mientras ves al otro feliz y contento. O
quizás nunca sea tarde para recomenzar, pues la fe, según dicen, es lo último
que se pierde. Quizás no te toque verlo ahora, pero lo chulo de la vida es que
uno nunca sabe las vueltas que da, ni donde pararemos.
Así, que
mientras eso suceda, suelte eso en banda, viva su vida, como dice una canción
de Radiohead: “You can try the best you can… The best you can is good enough”.
Trata de ser siempre la mejor versión de ti misma a lo que se averigua el caso.
Quizás el Karma tiene muchos pendientes y está un poco retrasado con eso de la
cobradera y tiene poco personal que le asista y que cuando ese momento llegue,
estés ahí para disfrutarlo.