P
Por vainas que
no vienen al caso, tuve que mudarme de mi súper casa a un apartamento súper caído,
que me dio muchísima agua de beber obtenerlo, en un edificio que aunque céntrico
y cerca de todo, está hecho una porquería. Ya había vivido aquí anteriormente y
decidí que lo elegiría porque es mejor malo conocido que bueno por conocer.
Aquí
la contaminación auditiva es lo peor! Carros que pasan con "menea tu
chapa" a todo volumen a todas horas o camiones que dos esquinas antes
cruzan a toda velocidad con la maldita
bocina pegada. Imagino que no la sueltan mínimo hasta llegar a Navarrete.
Este
edificio queda en una esquina. Es la cede comercial de distintas personas que
se la buscan y otros que allantan’ a que se la buscan. Tenemos el señor que
vende fundas para hogar crea, tenemos el don que tiene todo los años del mundo
vendiendo aguacates, los vende agua de la Sadhalá, los vende flores, el panita
que vende tarjetas de llamadas, el clásico loco manso "Jarabacoa",
quien solo opera en el turno de la noche, los limpia cristales, el pana que
vende banderas, chichiguas o cualquier novedad que este de moda en el momento,
entre otros personajes.
Un
día iba a botar la basura y me di cuenta de que esta esquina es un mundo, donde
muchachos de la calle son mis vecinos inmediatos, que duermen en las jardineras
sin flores, abrazando los ratones, usando cartones por colchones, sucios,
esperando que llegue la mañana para "vender" sus cosas. La primera
vez que los vi ahí tirados me di un susto del diablo, tiré la basura y salí
corriendo, pensé que alguien había dejado tirado el cuerpo sin vida de algún
sin familia.
Pero
na’, estábamos viviendo todos en armonía, yo usaba esa política gringa
"don't ask, don't tell", no me metía con ellos, ni si quiera cuando
uno mas que otro entraba al edificio desprotegido a buscar agua para forzar
limpiar vidrios de carros de gente que no quieren que se los limpien.
Una
noche, una muy buena amiga vino a ver mi nuevo refugio, parqueó su carro en mi
parqueo, y luego de un rato, cuando se iba, nos dimos cuenta que alguien
"tomo prestado" su radio, cortando los cables con una precisión
profesional, su colección de cd's originales de Thalia, Paulina Rubio y Bibi
Gaitán, el gato, y todas esas jurundelas que sirven para cambiar una goma,
intentaron robarle la batería pero al parecer no les dio tiempo. Y bueno, una
serie de cosas que eran de ella y que sudó para obtener y que da mucho pique
cuando un pendejo decide ganárselo fácil y tomar lo ajeno.
En
la mañana temprano, fui directamente donde uno de mis vecinos piperos, lo punché
mientras intentaba despertarlo. Cuando lo hace, le pregunte directamente donde
estaba el radio y se hizo que no sabía de lo que le hablaban y me miró mal por
haber perturbado su "beauty sleep".
Les
hablé a él y a otro tipo que dormía ahí también, en buena onda de que estábamos
dispuestas a comprarles para atrás los artículos "prestados", y que andábamos
en son de paz, que no queríamos problemas, solo nuestras cosas.
Regamos
la voz, incluyendo a dos policías flaquitos y anémicos, novatos, sin armas de
fuego, ni radio para comunicarse con los otros dos policías anémicos, flaquitos
y novatos de la siguiente esquina en caso que alguien cometiese alguna infracción,
quienes no se inmutaron porque no podían moverse de su esquina, que había que
ir a poner una querella y no sé cuántas excusas para continuar cogiendo fresco
debajo de una cómoda sombra en la esquina que les tocaba estar, así que solté a
los policías en banda, decidiendo así, resolver como podía.
Días
después el "pipero" número 2, que no dijo mucho cuando le pregunté al
pipero número 1, se acercó a mi diciendo que sabía donde estaban las cosas, que
el que tomó las cosas "prestadas", las empeñó donde uno que vende
drogas, que el pana quería 1,300 pesos y que nos devolvía todo.
Jason,
así se llama el pipero número 2, que tan sólo tiene 22 años, me contó cómo había
estado en Hogar Crea, que lo habían en enviado a Montecristi donde era un
vendedor estrella, y que al serlo, a los directivos del lugar no les convenía
que saliera de rehabilitación porque perderían esos ingresos.
También
me contó como los levantaban a todos a las 5:00 a.m para que en fila y en cueros
se bañaran, luego desayunaban y para la calle a vender. Me dijo como no podía hablar
de uno a uno con otro pana pues te acusaban de que pertenecían a alguna organización
y que estaban tramando algo, había que hablar en grupos de tres o más.
Me
contó como te denigraban diciéndote palabrotas cuando te castigaban y demás.
Hasta que un día se enteró de que su familia, cada vez que lo visitaba le
dejaban dinero y ya tenía acumulados algunos seis mil pesos; pensó que con eso
se podía darse dos cueros, un reguero de piedras y un jumo. Y así lo hizo, se
largo de ahí y se tiro el dinero de su familia arriba.
No
sé por qué lo escuchaba, quizá para tener fuente e inspiración para escribir
esta nota, quizá porque pensé que si le decía algo lo haría reflexionar.
Le
dije, mientras nos fumábamos un cigarrillo en el parqueo de mi casa: -Men, es
tan difícil conseguir las cosas con trabajo y esfuerzo, pliiis no me las
quiten, yo les puedo dar un plato de comida si quieren pero no me hagan esa
vaina que no quiero problemas.-
El
me dijo como ya el no metía tanta piedra como antes, que antes se dedicaba a
robar tapa bocinas, pero que ahora trataba de ganarse el pan honestamente
vendiendo agua, frutas o lo que apareciera. Y que el tenía un plan. Que le
diera 100 pesos para el pasaje para ir a negociar con el pana que tenía las
cosas. Se los doy con la esperanza de que eso podía funcionar, luego viene y me
pide el dinero. Yo le dije: - Te doy la mitad, tráemelo aquí y cuando vea todo
te doy lo otro. Me sentía mega culpable con mi amiga y quería mover cielo y
tierra para devolverle sus cosas, aparte, que después de esa experiencia,
dudaba que volviera.
En
la tarde lo vuelvo a ver después de haberle dado como 600 pesos; llevaba una
mochilita en la espalda donde pensé que traía las cosas y cuando finalmente se
acerca, no traía nada y me dice que el pana quería 500 pesos mas y que lo dejáramos
así pero que había que ir a buscarlo, que lo lleváramos versión bola, el luego
se metería por debajo de un puente y en aproximadamente cinco minutos saldría
con lo prometido. Así se hizo, le complete el dinero lo llevamos y lo
esperamos, pero el pana nada de volver a salir, dimos varias vueltas a la
manzana esperanzadas aún de que saldría.
Decidimos
pararnos frente a una panadería donde aprovechamos y compramos par de panes de
agua, para no desesperanzarnos y embullarnos con algo mientras estábamos muy
atentas al lugar que nos indicó el pana; delante de nosotras no había ningún
carro parqueado y de repente, para sumarle a la sal, una yipeta mitsubishi
blanca como del 86, le raya el carro a mi amiga mientras intentaba parquearse
delante de nosotras. A mi se me cayó el pan de la boca, sale mi amiga alante a
pelear con el chofer que cuando sale, entendí al instante por qué fue que nos
chocó. Era un jodido viejo que lo mas seguro era legalmente ciego porque tenía
unos bellos lentes fondo de botella de increíbles dimensiones. O sea, el don parecía
una caricatura, no me le reí en la cara en solidaridad con la cuerda que tenía
mi amiga, que no salía de una y solo por andar conmigo.
Decidimos
parar la investigación y cada quien coger pa’ su respectiva casa a darse como mínimo
par de ramalazos con una cola de bacalao.
Yo,
de todos modos mantuve la esperanza de que el carajito fuera a salir de la nada
con las cosas de mi amiga. Salí y le pregunté a par de los empresarios que
operan en la esquina quienes me echaron mi gran boche por haber confiado en un
pipero y tienen razón, pero qué les puedo decir? Soy una optimista, un ente de
fe, idealista por ratos, quizá aún confío en la humanidad, estúpida, tarada,
samura, usted llámelo como quiera, que al fin ya ese dinero está perdido.
Aunque
me dieron muchas ganas de invertir 400 pesos más y mandar a uno de sus mismos
amigos piperos a que le diera su buena golpiá', para que no se aprovechara de
la gente, esta vez se la dejaré a la vida o al karma para que le pase factura
por mí.
Los
hombres somos animales de hábito, así que será cuestión de tiempo antes que nos
volvamos a encontrar y ahí ya veré que hacer.
Yo
les cuento todo esto quizá para que como yo estén alerta, porque a veces se
siente como si viviéramos en una burbuja y que justo en nuestras narices, cosas
no tan lindas o trendy pasan.
Que
somos muy afortunados de tener lo poco que tenemos. Que debemos ser adictos únicamente
de la vida, pues si estamos vivos, siempre habrá manera de recuperar mil veces
las cosas materiales.